martes, 24 de septiembre de 2013

Siento más que hablo.

 Hacer como que sí pero no, 
peor que el que no quiere ver. 
 Y mira que ya es decir más de mil palabras.

 Que sí, 
que ni puta idea de madurar, 
pero joder cómo duele 
no tener más que nada 
debajo del centro de gravedad mortal.
Buscar más lejos de donde está,
 pretendiendo no encontrar,
 sólo sirve para gRitar más fuerte
 y todos sabemos que las cuerdas ya vienen rotas
 de fabricación casera.
                                        
                                            No sé de lo que hablo ni cuando callo.

 El caso es que puede que tengas que pasar todos los días dos y hasta cuatro veces 
por la misma calle, pero sin olvidar que hay tantas opciones como vendas nos ponemos en los zapatos; porque todo es cuestión de elegir
el dolor
que mejor pique.
 Y aunque siga siendo el mismo jodido camino, el más corto, un paso tras otro, piedra a piedra, agujero a agujero, baldosa a baldosa, también podemos hacerlo el más bonito según gustos y necesidades físicas basadas en ese 
silencio 
nada 
incómodo 
que 
haces que
no pueda parar de besarte y
querer acolchar las paredes de esos abrazos
que me recuerdan
que soy más libre e insegura que nunca
y que por eso duele, 

                                         porque me estoy curando de tener remedio.



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