jueves, 18 de julio de 2013

Lo siento, no. Volverá a pasar.

  Nada. Nada. Nada.

  Nada.

Ese intento de voz en off en el que te matas, intentando forzar el paso de los días sin dejar que el vacío te arrastre hasta lo más hondo del lleno de recuerdos y pensamientos.
Ese aguantar la respiración constantemente por si lo consigue y no morir en el intento.

Siempre me gustó bucear, la verdad, pero con el aire tan cerca como el fondo.

Qué le pasa al tiempo.
Por qué no se lava nunca la cara y parecen siempre las mismas legañas como piedras cada vez más viejas.

Si alguien me entiende, que no me pellizque, que estoy aprendiendo a nada y a nadie.
Que no me sé. 
Que de tanto dejar correr el agua, ya me llega hasta el cuello; pero sigue sin ser fría.
 Que me sigo quemando en cuatro sitios distintos con la misma ceniza,
mientras pierdo
la niña que nunca fui,
y me encuentro con el miedo en cada curva nueva.
(Joder qué bonito saluda.)

Pero por qué seguimos jugando con el vuelo cada vez que el viento se enamora de nuestra falda, si sabemos sin querer que lo hace con cada tonta que le cierra los ojos.
En realidad me susurra
nada
todo el rato,
en No sostenido.

Tengo demasiado y se me van las fuerzas de la ignorancia por la boca de las veintidós primaveras.


Perdóname, madre, porque me leo y no me reconozco
   nada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario