sábado, 8 de junio de 2013

Botella para uno con entrada de emergencia, por favor.

Tener vida es no tener vida.
Me explico.
Todas mis señales las tiene la chica de la curva, y por mi existencia no para de pasar gente que jamás llegará a conocer cómo soy realmente.
Creo que este mundo se nos queda pequeño. 
A veces pienso que lo mejor es meterse en una botella y echarse al mar, 
pero todos seguimos preguntando que aquí por dónde se sale y yo siempre he entendido de las de emergencia.
Y al final todo se reduce a estar sentado fumando y ver pasar a alguien que llora, y querer llorar también, porque tienes el chakra de la vida bloqueado y te dan miedo las alturas y le tienes vértigo a las personas. 
Lo peor es cuando entiendes que todo esto para qué, que menudo vacío más lleno nos quieren vender, y que si eres alguien no eres nadie.
Pero después sale el sol, olvidas interiorizarte y te entregas al cansancio de aparentar que tienes algo dentro que no eres tú.
Me asusta tanto no entender, que prefiero entender que sólo somos solos y que nadie siempre va a estar cuando menos lo necesites.



3 comentarios:

  1. Algunas de esas cosas las he comentado con mi hermana, pero sin ponernos poéticas. Podría decirte muchas cosas sobre esto, así que no te daré la chapa más que para alabarte. Me ha encantado:)
    Pásate http://threefacesofhades.blogspot.com.es/ Saludos!

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  2. ¿En qué piensas?
    En nada.

    Mentira.

    En mi cabeza va todo demasiado rápido, descontrolado, rebotando a un lado y a otro, como una de esas pequeñas pelotas de goma que tanto trabajo nos costaba volver a coger cuando éramos críos, pero que lanzábamos una y otra vez contra el suelo, con todas nuestras fuerzas, sin importarnos si las volveríamos a alcanzar. Idiotas.

    ¿En eso consiste, verdad?

    No pensamos tanto en nada, sino en nadie. Y en cómo ese nadie quizá nos haga ser nada o todo. Que no sé. Que no será que quizá no somos nada sin nadie y con nadie lo somos todo, pero solo lo que nos dure nadie en la mano, hasta que lo lancemos fuerte contra el suelo. O hasta que nos estampen fuerte contra el suelo. Que también.

    Y esto nací pensando un diciembre cualquiera. Y me lanzaron contra el suelo y os lancé contra el suelo. Todo el rato. Y venga. Y dale. Y allí nadie botaba. En el suelo todo el mundo se desparramaba. Y de eso iba la vida.

    Y que me la iba a comer decían. La vida, como si supiera lo que es la vida. Como si supiera quiénes son los que decían que me iba a comer la vida. Como si supieran quién soy yo. Como si supiera quién soy yo.

    Y ahora qué. Y ahora tú. Y luego quién.

    Que me lances te digo, que lo que dure en tu mano lo seré todo. Hostias.

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    1. Nadie debe sentirse afortunado. Seguro que sonriendo.

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